Datos sobre el nombre y lugar donde se encuentra Schoenstatt

En la región llamada Renania, en el centro de Alemania, donde el Rin y el Mosela se juntan, se encuentra la ciudad de Coblenza. Seis kilómetros más abajo de ésta, a la orilla derecha del Rin, está la pequeña ciudad de Vallendar. Allí se abre la zona boscosa llamada Westerwald (nombre de una cadena de cerros) formando un pequeño y muy cortado valle. Un kilómetro hacia adentro de este valle está el lugar llamado Schoenstatt.

P. Rafael Fernández

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En la región llamada Renania, en el centro de Alemania, donde el Rin y el Mosela se juntan, se encuentra la ciudad de Coblenza. Seis kilómetros más abajo de ésta, a la orilla derecha del Rin, está la pequeña ciudad de Vallendar. Allí se abre la zona boscosa llamada Westerwald (nombre de una cadena de cerros) formando un pequeño y muy cortado valle. Un kilómetro hacia adentro de este valle está el lugar llamado Schoenstatt.
En un acta del año 1143 aparece por primera vez la designación de este lugar como "eine Schöne statt", que significa "lugar hermoso". Este nombre lo inspiró, seguramente, la belleza del paisaje. Ya en aquel entonces, este lugar estaba bajo la especial protección de la Santísima Virgen. En un antiguo sello o cuño románico, de fines del siglo XII, aparece la Santísima Virgen en el trono; en su mano izquierda sostiene al Niño y en su derecha, una vara de lirios. Una leyenda en latín sobre el sello, dice: Sigilum sanctae Mariae in Vallindere (sello de la Santísima María en Vallindere) .
Con la expresión "antiguo Schoenstatt" se designa un período de la historia de este lugar, que se extiende por aproximadamente cuatro siglos. Allí se desarrolló una floreciente vida religiosa desde mediados del siglo XII a la mitad del siglo XVI.
En el año 1143, se consagró a Nuestra Señora de Schoenstatt una basílica y un convento para la comunidad de las Monjas Agustinas que provenían del cercano lugar de Lonnig. Durante la Guerra de los Treinta Años, tanto la basílica como el convento fueron destruidos por los suecos. Hoy todavía podemos contemplar la torre norte, testigo de aquel esplendoroso tiempo. La torre sur se derrumbó en 1932, cuando se realizaban en ella trabajos de reparación.
En la Edad Media floreció una fuerte vida religiosa en el convento del antiguo Schoenstatt. Incluso, en 1226, el arzobispo Teodorico llegó a determinar que no se podía aceptar a más de cien monjas, puesto que no había lugar para todas ellas en dicho convento.
Las monjas agustinas vivían en ese convento, muy cerca de la basílica. La así llamada Casa Antigua en Schoenstatt, está construida sobre los fundamentos de aquel convento.
Frente a él, estaba el cementerio donde había una pequeña capilla. Por primera vez se hace mención de ella en un acta del año 1319. Seguramente fue destruida por los suecos en 1633. En 1681 fue reconstruida en su forma actual sobre los antiguos fundamentos.
El deterioro del antiguo Schoenstatt se atribuye a dos motivos: primero, por razones externas: Las guerras destrozaron la Iglesia y los otros edificios de ese lugar. Y, en segundo lugar, la reforma protestante hizo otro tanto.
La disciplina conventual y la administración sufrieron un gran desorden, de modo que la vida monástica fue cayendo bajo la influencia del espíritu mundano. En 1434 el convento fue sancionado por dos años. Un florecimiento momentáneo hizo que se levantara la sanción durante un corto tiempo. A mediados del siglo XVI, las últimas monjas fueron trasladadas desde Schoenstatt a Coblenza. Los edificios quedaron vacíos y desolados.
Después de la partida de las últimas monjas el convento pasó a propiedad de los príncipes del lugar. Posteriormente cambió repetidas veces de propietario y, consecuentemente, el uso que se hacía de él, también fue cambiando. En ocasiones, los edificios sirvieron a las labores agrícolas, en otras a actividades fabriles, etc. En el siglo pasado, las así llamadas "Hermanas Grises" (Grauen Schwestern), trataron de erigir un pensionado en Schoenstatt. Pero fueron alejadas de allí por el Kulturkampf.
El Kulturkampf fue la política que reinó bajo Guillermo I, siendo canciller Bismarck que, con el pretexto de luchar por una cultura propia en Alemania, combatía toda influencia del catolicismo con medidas tales como la prohibición de fundar órdenes religiosas. Luego los edificios pasaron nuevamente a ser propiedad privada: a la familia Dorsemagen.