Consolidación de la Obra de Schoenstatt. 1965 hasta hoy

Con el regreso del P. Kentenich a Schoenstatt se sella de algún modo todo el proceso de fundación. A pesar de todas las dificultades, primero, del tiempo del nazismo y luego de los años del exilio, Schoenstatt había crecido.

P. Rafael Fernández

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Con el regreso del P. Kentenich a Schoenstatt se sella de algún modo todo el proceso de fundación. A pesar de todas las dificultades, primero, del tiempo del nazismo y luego de los años del exilio, Schoenstatt había crecido.

El P. Kentenich trabaja intensamente, a pesar de su avanzada edad (había cumplido 80 años durante su estadía en Roma), uniendo y vitalizando su Obra por medio de numerosos retiros, jornadas y consultas personales y comunitarias.
Muestra nuevamente a la Familia la irrupción de Dios en su historia, toma posición ante las corrientes del tiempo y las interpreta a la luz de la divina Providencia, mostrando cómo Schoenstatt es una obra preparada y destinada por Dios para servir a la Iglesia en esta etapa posconciliar y para ayudarla a alcanzar la nueva rivera como una Iglesia profundamente renovada, capaz de dar respuesta a los desafíos del tiempo.
En septiembre de 1968 el P. Kentenich da como lema a la Familia la consigna: "Alegres por la esperanza, con María, seguros de la victoria, hacia los tiempos más nuevos".
El 15 de septiembre el Padre Kentenich fallece sorpresivamente en la sacristía de la Iglesia de la Santísima Trinidad, después de celebrar la Eucaristía.
Para resumir lo más profundo de su vida, había pedido que en su lápida mortuoria aparecieran solamente las palabras: "Dilexit Ecclesiam", "Amó a la Iglesia".
Amó a la Iglesia con todas sus fuerzas y la sirvió ofreciéndole una nueva Obra que es la Familia de Schoenstatt. Amó a la Iglesia, porque amó a María, figura y Madre de la Iglesia. Todo su amor lo entregó a la Iglesia, toda su vida fue para la Iglesia, para la Iglesia del presente y sobre todo para la Iglesia del futuro.
El lugar de su muerte, la sacristía de la Iglesia de la Santísima Trinidad en el Monte Schoenstatt, se ha transformado en la sencilla "Capilla del Fundador". El número de peregrinos que acuden hasta allí crece de año en año. La veneración al Padre se propaga por todo el mundo.
Con el proceso de su beatificación que se ha iniciado en 1975, Schoenstatt quiere ofrecer a toda la Iglesia la riqueza de la misión del P. Kentenich en su camino hacia las nuevas playas.