Evangelio miércoles 17 de enero

Miércoles 17 de enero de 2024 | Osvaldo Andrés Iturriaga

17 de enero de 2024

San Antonio, Abad.

Evangelio según San Marcos 3, 1-6

Segundo Miércoles del Tiempo Ordinario

Jesús entró en una sinagoga, y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si lo sanaba en sábado, con el fin de acusarlo. Jesús dijo al hombre de la mano paralizada: "Ven y colócate aquí delante". Y les dijo: "¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?" Pero ellos callaron. Entonces, dirigiendo sobre ellos una mirada llena de indignación y apenado por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: "Extiende tu mano". Él la extendió y su mano quedó sana. Los fariseos salieron y se confabularon con los herodianos para buscar la forma de acabar con Él.

Meditación de Francisco Bravo Collado

... porque querían encontrar algo de qué acusarlo.

Es como si Jesús me dijera: "A veces, tú también vas buscando algo con que acusarme. Tus ganas de destacar y de ver las cosas de formas novedosas hacen que pierdas el foco. Empiezas a parecerte a estos fariseos: te escudas en cualquier cosa para retorcer algo que es sencillo, tal como los fariseos se escudaban en la ley. Hoy quiero invitarte a que descubras una nueva forma de vivir tu fe: como un niño. Reconociendo que tu capacidad, tu inteligencia, tu visión pueden tener perspectivas interesantes, pero limitadas. Y que tu corazón y tu filialidad no tienen techo, porque están ancladas en Dios".

No es extraño que gente cercana (familiares, amigos y colegas) me acuse de ser un "Contreras", de llevar la contraria, de andar buscando permanentemente una forma para disentir. Intento pensar con independencia y con claridad, pero también debo reconocer que tienen razón: me atrae la polémica. Este texto me hace pensar en aquellas ocasiones en las que me dejo llevar por esta atracción y pierdo el foco. En vez de buscar el amor y la caridad; en vez de escuchar con filialidad la Palabra de Dios, el magisterio de la iglesia, la opinión de mis hermanos; en vez de sacar mi voz para unir... me dedico a buscar posturas interesantes.

Jesús, perdón por haber querido aparecer como inteligente, distinto, original o independiente. Límpiame de esta pose que no me ayuda a acercarme a Ti ni a mis hermanos. Enséñame a disentir con caridad cuando realmente crea que deba hacerlo. Dame tacto y calidez para plantear las cosas tal como las veo. Enséñame a conducir sin herir, a disentir sin rechazar, a analizar sin desmembrar, a presionar sin aplastar. Condúceme Tú a mí. Regálame todo lo que me una a Ti, y que así, pueda ser cada vez más hijo de tu Padre.

AMÉN

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