Evangelio miércoles 10 de enero

Miércoles 10 de enero de 2024 | Osvaldo Andrés Iturriaga

10 de enero de 2024

Evangelio según San Marcos capítulo 1, 29-39

Miércoles de la Primera Semana del Tiempo Ordinario

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar. Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: «Todo el mundo te busca.» Él les respondió: «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido.» Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.

Meditación de Osvaldo Iturriaga B.

"Todo el mundo te busca"

Siento como si el Señor me dijera "yo vine al mundo para darles a conocer a Dios, para que experimenten la cercanía de un Padre que no está ausente, sino que está vivo entre ustedes. Cuando miras a tu alrededor y ves las guerras, la violencia, la avaricia y la injusticia presentes en tantos lugares, puedes descorazonarte y preguntarte dónde está Dios en todo esto. No pierdas la esperanza y sal a buscarme; podrás verme presente en tantas historias de generosidad, de sacrificio y heroísmo en medio del sufrimiento. Tu testimonio de fe puede ser la Palabra que otros necesitan para experimentar la presencia del Padre".

Muchas veces me dejo desanimar cuando veo tantas tragedias ocurriendo en el mundo, guerras sin sentido, pueblos oprimidos por gobernantes tiránicos, diversos tipos de violencia e injusticia, más aún en esta época en que venimos de celebrar un acontecimiento que nos invita a compartir y ser hermanos como la Navidad. El Señor me llama a no perder la fe, sino que a salir a buscarlo con más fuerza que nunca. Tal vez esto implique dejar mis comodidades, buscar nuevas formas de encontrarme con Él, sabiendo que si no me lleno de su Espíritu es imposible ser ese instrumento de paz que quiero ser.

Señor, gracias por este período del año que me recuerda que viniste a estar entre nosotros y que nos invita a la renovación y a la conversión, a asumir que soy débil y que no me las sé todas; que no puedo exigirle a los demás que cambien, pero sí puedo necesito cambiar yo y transformar mi corazón por uno que salga al encuentro de otros, sin juicios, con el mismo amor y humildad que Tú nos mostraste. Dame la fuerza para salir de mi comodidad, para animarme a buscarte allí donde más me cuesta.

AMÉN

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