Evangelio martes 15 de noviembre

Martes 15 de noviembre de 2022 | Juan Francisco Bravo

15 DE NOVIEMBRE DEL 2022

Evangelio según San Lucas capítulo 19, 1 - 10

Martes de la Trigésima Tercera Semana del Tiempo Ordinario

Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos. El quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí. Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: "Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa". Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: "Se ha ido a alojar en casa de un pecador". Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: "Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más". Y Jesús le dijo: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido".

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido

Pareciera que el Señor Jesús nos dice: mis palabras son claras y contundentes y no se pueden hacer muchas interpretaciones. Sin embargo a Uds. mis discípulos les cuesta entenderlas, porque inconscientemente tienen en su corazón muchas interpretaciones en que los que caen y son débiles no caben en el reino y deben ser rechazados en la Iglesia, pero Yo les doy vuelta sus prejuicios, porque en mi corazón que es pura misericordia, busco y quiero salvar precisamente a los débiles. No teman la debilidad, sino el acostumbrarse a ella.

Muchas veces uno tiene la tentación de condenar a los que caen y son débiles. Mi corazón no es precisamente perdonador como el corazón de Jesús, y por eso, con el error fariseo de creerse bueno, uno se aparta de la hondura del corazón de Cristo. La salvación de Jesús no es algo automático. Tiene que haber al igual que Zaqueo el deseo de conocer y estar cerca de Jesús, tiene que haber una decisión para que entra la salvación de Jesús que nos hace cambiar de vida como a Zaqueo.

Querido Jesús, me inclino ante Ti como mi mi Rey y Salvador. Todo lo que Tu, nos enseñas es para que podamos llegar a tu compañía. Gracias Señor por tu amor lleno de clemencia y de cariño infinito por nosotros. Te pido la gracia de ser fuerte en las tentaciones, humilde en la aceptación de mis debilidades, y sobre todo, esperanzado en que lo que más importa que es saberse querido por Ti. Señor y Salvador nuestro. Bendito seas Señor ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

AMÉN

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