Evangelio martes 14 de noviembre

Martes 14 de noviembre de 2023 | Juan Enrique Coeymans

14 de Noviembre del 2023

Evangelio según San Lucas 17, 7 - 10

Martes de la semana trigésima segunda del Tiempo Ordinario

¿Quién de vosotros, si tiene un siervo arando o pastoreando, le dice cuando regresa del campo pasa al momento y ponte a la mesa? ¿No le dirá más bien "prepárame algo para cenar y cíñete para servirme", y después que yo haya comido y bebido, entonces comerás y beberás tú? ¿Acaso tiene que dar las gracias al siervo porque hizo lo que le mandaron? De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado decid: no somos más que unos pobres siervos, solo hemos hecho lo que teníamos que hacer.

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

"Solo hemos hecho lo que teníamos que hacer"

Pareciera que el Señor nos dice: No se vanaglorien ustedes de aquello que se imaginan que es valioso o grande o meritorio. Lo que mi Padre les pide a ustedes es que amen, que entreguen su vida al servicio de sus hermanos los hombres. Lo que se les manda no son cosas extraordinarias, que merezcan mucha alabanza, de verdad ustedes mis queridos hermanos, son llamados a preocuparse por el otro. Eso es dar la vida por los semejantes, y eso es lo que Yo hice en mi vida; desde el silencio de la vida de todos los días, hasta los tres últimos años de mi vida pública. No crean que por realizar la voluntad del Padre tienen que ser alabados.

La tentación de creerse digno de alabanza es más frecuente de lo que uno puede pensar. Si uno hace un examen de conciencia sobre lo que ha hecho de grande o valioso, se da cuenta que es muy pobre todo lo que uno entrega. Uno es de verdad un pobre trabajador, que debe tener conciencia de no merecer loas por lo que haya hecho; lo que tengo que hacer es sentir una enorme gratitud hacia el Señor y su Madre Santísima querida por haberme dado el regalo de conocer y amarlos a ellos. Esperar reconocimientos es la tentación cuando uno se cree el centro del mundo, y es el comienzo del orgullo y de la vanidad en la vida personal.

Mi Señor y mi Dios, te adoro humildemente y te pido perdón por las innumerables ocasiones en que fui orgulloso y pretencioso en mi vida personal. Es cierto que me diste dones, pero esos dones no son mérito propio sino regalo de la misericordia del Padre para servir a las personas que Él ponga en el camino de mi vida. Todo lo que he recibido no ha sido para creerme sino para servir. Bendito y alabado seas Tú Señor de los cielos y toda la creación y con todos los ángeles y santos en unión al Padre y al Espíritu Santo, junto a la oración permanente y cristalina llena de amor y de ternura de nuestra Madre María.

AMÉN

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