Evangelio domingo 28 de enero

Sábado 27 de enero de 2024 | Juan Francisco Bravo

28 de enero de 2024

Evangelio según San Marcos 1, 21-28

Cuarto domingo del Tiempo Ordinario

Jesús entró en Cafarnaúm, y cuando llegó el sábado, fue a la sinagoga y comenzó a enseñar. Todos estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas. Y había en la sinagoga de ellos un hombre poseído de un espíritu impuro, que comenzó a gritar; "¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios". Pero Jesús lo increpó, diciendo: "Cállate y sal de este hombre". El espíritu impuro lo sacudió violentamente, y dando un alarido, salió de ese hombre. Todos quedaron asombrados y se preguntaban unos a otros: "¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus impuros, y estos le obedecen!" Y su fama se extendió rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea.

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

"¿Has venido para acabar con nosotros?"

Pareciera que Jesús nos quiere decir: mi tarea y la tarea de ustedes es liberar al mundo de la presencia y acción del demonio. No pueden ustedes, queridos discípulos, vivir ignorando la acción del demonio en sus vidas. No como una posesión espectacular, teatral, sino como un vivir con superficialidad, como si la fe fuera una serie de ritos, y no como un estar en lo profundo unidos a Mí. No como un perpetuo vivir sin la conciencia de que Yo estoy siempre cerca de ustedes, y que su tarea es estar en unión conmigo. La paz que consigan en mi cercanía deben esparcirla en su vida concreta, y con eso van a estar exorcizando el mundo a su alrededor.

Yo soy de los que se olvidan de la acción del demonio. Cuando tengo desorden en mi vida espiritual, cuando le doy prioridad a acciones de trabajo o sociales, y no a la oración, porque dejo la oración para la última hora del día y me duermo. Aparentemente no soy tentado, pero no es cierto. La mediocridad espiritual es la acción sutil del demonio, por eso, debo agarrarme de Dios Uno y Trino y del Manto protector de María en mi vida diaria, comenzando por una renovación al menos tres veces al día del Ideal personal, la comunión frecuente y el bendito Rosario diario.

Señor Jesús, te adoro y te pido perdón por tantas ocasiones en que vivo superficialmente. Regálame la gracia de tener paz en el corazón, y vivir en la cercanía espiritual Tuya y de tu Madre santísima. La paz y la caridad son el exorcismo más grande para ahuyentar la influencia del demonio en mi vida y en la vida de las personas cercanas a mí. Ayúdame Señor Jesús a tener una vida más seria, con tiempo concreto para estar en tu cercanía. Mi Señor y mi Dios pongo en tus manos el alejarme de las sutiles maneras que tiene el demonio para influir en nuestras vidas.

AMÉN

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