Sobre el documento Convivencia en Chile: Desafío ético y respeto a nuestra dignidad

Análisis del Documento de la Conferencia Episcopal de Chile

Viernes 8 de mayo de 2015 | Patricio Young

(Descargue abajo el documento completo entregado por el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile)

Este documento fue entregado por la Conferencia Episcopal el pasado 5 de mayo. Primeramente quiero valorar el documento por su contenido e intención. Sin embargo nuevamente tengo reparos en la forma, que al final termina debilitando lo primero y no cumpliendo cabalmente con el objetivo que la Conferencia Episcopal se propone; poder influir en la opinión pública nacional.

Nuevamente se vuelve a constatar que nuestra Iglesia institucional, que quiero distinguir del resto de la Iglesia que no tiene opinión pública, no logra aprender un nuevo lenguaje, una nueva forma de comunicarse. Una vez más se pone de frente al país y nuevamente le señala cual es el deber ser, sin mediar que ella es parte también del problema.

En efecto, parte señalando: A esto se añade la pérdida de credibilidad en las instituciones de la República, y también en nosotros como Iglesia Católica”.  Al leerlo decimos; vamos bien, hay primero una autocrítica. Sin embargo fuera de esta afirmación no hay ningún mea culpa por esta pérdida de credibilidad, que haga serio y creíble todo el resto del mensaje.

Estamos en una sociedad definida mayoritariamente por católicos y donde muchos de nuestros líderes sociales, económicos y políticos tienen una vinculación directa y muchas veces activa con nuestra Iglesia. Muchos de los acusados por los distintos problemas de corrupción, tienen vinculación con la Iglesia y según un análisis aparecido en algunos medios, muchos formados en nuestra Pontificia Universidad Católica. Si no hemos sido capaz de influir en ellos, es que algo no hemos hecho bien.

Pero esto se soslaya. Autocrítica ninguna.  Sin embargo el lenguaje es como si lo miráramos de fuera. Otros son los responsables, otros son los que deben hacerse la autocrítica.  

El documento señala: Toda esta situación nos hace pensar que esta es la hora de una profunda introspección tanto a nivel personal como institucional.” En otro acápite afirma: “Esa mirada interior debiese llevar también a un acto de perdón y reparación, tanto a nivel personal como institucional. Tenemos que aprender a pedir perdón a quienes conviven con nosotros.”

El lector, con justa razón se pregunta ¿Cuál es la introspección que se hace la Iglesia para que quienes leamos este mensaje creamos en él? ¿Cuál es el perdón pedido por la propia Iglesia, por todo aquello que la ha llevado a perder credibilidad en la sociedad y por todo aquello que no hizo o dejo hacer para que en el país se llegara a esta situación? Con todo respeto creo que pedir introspección y perdón a otros, sin asumirlo primero quién hace la declaración, de manera clara y concreta, el mensaje pierde credibilidad.

En otra parte del documento se señala: “Debemos redescubrir que el poder de las autoridades de diferente índole, existe para servir a los demás y que servirse de dicho poder provoca un daño capital. Debemos tomar conciencia de que la honra de las personas es crucial en la convivencia social.”

En este ámbito, la Iglesia jerárquica tiene un largo camino por recorrer. Las manifestaciones de autoritarismo, de clericalismo, de falta de respeto hacia la persona humana, son más frecuentes que lo que se supone y se quisiera. Por lo tanto no tiene consistencia cuando trata de señalarle el camino a la sociedad en este ámbito y no se mira a sí misma.

Justo hoy estamos impactados por la película de Karadima, que muestra cómo se han dado estas graves situaciones y lamentablemente se siguen dando en muchas instancias. ¿Cómo podemos atrevernos a proponer algo que estamos lejos de vivir?

Es cierto, por mucho tiempo predicamos sobre variados temas como: dignidad de la persona humana, el derecho a la sindicalización, el sueldo ético, el sentido de la autoridad, entre otros, sin ser plenamente consecuentes con ello internamente. En esta sociedad transparente, gracias a Dios ya no hay cabida para estas prácticas. La sociedad pide verdad, sinceridad, honestidad y consecuencia. El famoso “cura gatica” ya no tiene espacio entre nosotros.

Vuelvo a señalar lo que majaderamente he repetido en otros comentarios. La Iglesia Chilena a nivel Institucional tiene que cambiar su discurso. Superar este lenguaje en el que no se involucra plenamente, en el que no se hace cargo de sus propias realidades, en el que no asume su responsabilidad en los problemas que vive el país.

Hace unos días veía un documental en tv sobre el Cardenal Silva Henríquez, donde se manifestaba una Iglesia cercana a la gente, consecuente con la vida y los derechos humanos, aun a costa del riesgo de su propia vida. Era sobrecogedor escuchar: “Cardenal amigo el pueblo está contigo”. Ese ha sido el momento de mayor credibilidad e influencia de nuestra Iglesia en la sociedad chilena, por la consistencia y coherencia entre mensaje y testimonio. Lamentablemente esa no es la Iglesia de hoy. No hemos evolucionado, hemos involucionado.

La Iglesia en sus documentos públicos, debe partir por ahí, reconociendo sus limitaciones, construyendo el mensaje desde la humildad del pecador y con mucha misericordia. Situándose siempre al interior del problema, porque somos parte de éste. Y valorando más el testimonio que la pura declaración del deber ser.

Mientras no cambiemos el discurso seguido hasta hoy, la brecha entre Jerarquía y pueblo cristiano seguirá ahondándose. A nuestra Jerarquía, con todo respeto le volvemos a decir, por favor escuchen otras opiniones, otras ideas al interior de nuestra Iglesia.

Es oportuno recordar lo señalado por nuestro Papa Francisco en Evangelii Gaudium: “En su misión de fomentar una comunión dinámica, abierta y misionera, (el Obispo) tendrá que alentar y procurar la maduración de los mecanismos de participación que propone el Código de Derecho Canónico[34] y otras formas de diálogo pastoral, con el deseo de escuchar a todos y no sólo a algunos que le acaricien los oídos. Pero el objetivo de estos procesos participativos no será principalmente la organización eclesial, sino el sueño misionero de llegar a todos.”(N°31)

En efecto, es hora de abrirse a escuchar a todos. También esas otras opiniones, “que no necesariamente acarician vuestros oídos”, nacen del amor que tenemos a nuestra Iglesia. En particular a esa Iglesia renovada que quiere nuestro Papa Francisco. Ahora, si fuese una construcción de laicos y personal consagrado, no cabe duda que mostrará otra Iglesia, más cercana y adecuada a los tiempos y más coherente con esta corresponsabilidad, declarada pero no asumida.

Fuente imagen: iglesiadesantiago.cl

Comentarios
Total comentarios: 4
10/05/2015 - 22:28:53  
La Encuesta CEP salió después de escrito este artículo. En este se muestra que la Iglesia nuevamente ha bajado en credibilidad a solo el 28%. En definitiva tiene una credibilidad muy cercana a la de las Iglesias Protestantes que siempre han tenido una significativa diferencia con la nuestra. Basta señalar que solo en el 2013,la Iglesia tenía 34% y la Protestante 26%. En 2 años ha perdido 6 puntos, mientras la protestante se ha mantenido.
Estos antecedentes son una muestra más que el camino seguido por nuestra Iglesia Chilena, entre otros ámbitos en el comunicacional no es el adecuado.

Patricio Young
Viña del Mar
10/05/2015 - 12:46:27  
Opino que hay muchos aspectos positivos en la Declaración del Comité Permanente del Episcopado. La profundidad del análisis , la oportunidad y el reconocimiento de las debilidades de algunos miembros de la Iglesia y de sus instituciones.
Es verdad que falta dar pasos más largos en dirección a una eclesiología post concilio Vaticano II, de Pueblo de Dios, con igualdad de dignidad de los bautizados y deferentes roles
Es un aporte en debatir sobre el tema.

Robinson Figueroa
Curanilahue
08/05/2015 - 17:03:19  
Feancamente pésima la reflexión

Enrique Opaso
La Calera
08/05/2015 - 16:05:07  
Interesante tu opinión sobre la Coferencia Episcopal de la cual no he leído ni existido por nadie quien conozco. El solo hecho de "Iglesia constitucional" lo encuentro extraordinario, también hay Iglesia sacerdotal, laical, estudiantil, universitaria...la que se conoce diaria es papal. Veo a la Iglesia casi sólo en denuncias. Aveces es lamentable comer con amigos que de lo único me preguntan "y tu que conoces a zutano y..." ¿Es verdad tanta brutalidad en la Iglesia?" Y terminan las palabras. Tu estilo inteligente, amante y cariñoso de nuestra Iglesia da fe. FLR

Fernando La Rivera S.
Santiago
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