Quisiera una cama donde poder descansar tranquila

Un mueble tan común como una cama, sigue siendo un lujo para muchas personas en Latinoamérica. Cuando hablamos de “temas valóricos”, tener una casa o una cama digna, también son aspectos a considerar, ya que son esenciales para que una familia pueda desarrollarse plenamente.

Miércoles 17 de septiembre de 2014 | Rafael Mascayano

Una amiga comentaba que su Nana estaba con un cáncer muy complicado y debía ser operada, lo que implicaría un largo tiempo de recuperación. Al preguntarle qué era lo que más necesitaba en este momento, ella le había contestado "quiero una cama buena para pasar esta enfermedad". Toda la familia se puso en acción y fueron con ella a comprarle la cama que la hiciese lo más feliz posible en esta dura situación de recuperación. Esta amiga había quedado muy impresionada de que algo tan normal para ella, sin embargo para muchas personas tener una cama no era algo tan común.

Hace poco otra persona manifestaba que había contratado una señora para que le ayudase en el aseo de su casa y conversando sobre el pago, ella le había solicitado si podía ayudarla a comprar una cama y que se lo pagaría por cada día que ella fuese a trabajar. El tema era que estaban durmiendo en el suelo con su esposo y lo que más anhelaba era tener "su cama" y si la compraba ella con los intereses le saldría mucho más caro. Dicho y hecho, fueron las dos a una tienda y la Sra. Irene pudo comprar la cama, colchón y sábanas que ella misma eligió.

No pude dejar de preguntarle, un tanto desconfiado, si la Sra. Irene le había cancelado con sus visitas, y mi amiga me contestó que habían hecho una hoja en se firmaba cada día de trabajo y que juntas habían roto el papel cuando se completó todo el pago. A la vez me comentó, que la Sra. Irene había tenido problemas con el esposo, ya que él se había molestado porque que era "el hombre el que debía comprar la cama", pero que ella le había dicho que la plata era de los dos y así se había quedado más tranquilo.

A principios de la década de los 30, el Padre Kentenich dio una serie de charlas sobre Pedagogía Matrimonial Mariana, en la cual desarrolló el problema que existía en relación a los efectos que producía, en la realidad matrimonial, la crisis habitacionales, laboral y vital. En forma muy directa planteaba "En condiciones ordinarias es imposible sostener el ideal matrimonial, si no hay una vivencia adecuada. Queremos considerar este asunto como problema vital y considerar la crisis habitacional como carencia de espacio y decadencia del espacio (Verwilderung). Más adelante insistiría "Cuántas personas o no tienen ninguna o tienen solamente una habitación inadecuada antes y después del matrimonio".

Cuando hablamos de "temas valóricos", tener una casa, una habitación, una cama digna, también entran en estos aspectos, ya que son el núcleo de la posibilidad de un matrimonio en que una familia pueda desarrollarse plenamente. Toda familia tiene "derecho a la vida" y a la vida en todo sentido. Desgraciadamente son muy pocas las voces que salen en defensa de esta vida y menos para que cada persona, por lo menos tenga una cama digna donde vivir y también morir. Si queremos cuidar la realidad de las familias, también tenemos que hacernos cargo no tan solo de la crisis habitacional, sino también de los aspectos laborales en todos sus aspectos. En las mismas charlas de Pedagogía Matrimonial, el Padre manifiesta su preocupación por la cesantía, el trabajo poco satisfactorio, las condiciones laborales de la mujer y otros aspectos que por su relevancia en la vida del hombre "también son valóricos".

No puedo dejar de mencionar la hermosa labor que están realizando en conjunto los Santuarios de "Los Pinos" y de Maipo, en relación a los afectados por los incendios en Valparaíso. La familia de Los Pinos está levantando casas de muy buenas condiciones y dimensiones, mientras que los de Maipo se preocupan de alajarlas con implementos para los dormitorios, cocina, living, etcétera. Es decir, que cada familia tenga la posibilidad de rehacer su vida lo más digna posible.

Tomando en cuenta estas iniciativas, se me ocurre pensar... ¡Qué hermoso sería tener para estos 100 años de Alianza, 100 camas dignas para matrimonios o personas que lo necesiten! Pero no serían 100, sino que 98, porque hay dos que ya fueron entregadas.

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