EN MEDIO DE LA CRISIS ¿AUSCULTAMOS LAS VOCES DEL TIEMPO?

Martes 5 de junio de 2018 | Patricio Young Moreau

EN MEDIO DE LA CRISIS, ¿AUSCULTAMOS LAS VOCES DEL TIEMPO?

La historia nos muestra que nuestro Padre fue un extraordinario lector de las Voces del Tiempo. Comprendió claramente lo que la generación de seminaristas anhelaba en su formación. Captó claramente lo que significó el Bolchevismo y el Nacional Socialismo de su época. Sus análices han mostrado ser extraordinariamente certeros y, a pesar de las corrientes de su tiempo y de la posición de la Iglesia Alemana, no cedió y su pensamiento mantienen vigencia hasta ahora.

Sobresaliente es lo que constató sobre la Iglesia. Por una parte, la crisis de una autoridad basada en el poder y no en el servicio paternal y por otra en la inconsistencia e incoherencia que vivía la Iglesia. Sorprende constatar que no es más ni menos que la crisis de nuestra Iglesia Chilena hoy y que naturalmente, con algunos matices, no difiere mucho del resto del mundo.

Su visión de la Iglesia del futuro que la denomina “Una Iglesia de diáspora”, muy similar a lo que ha predicho Joseph Ratzinger y que ha sido muy difundido por las redes sociales, se va haciendo cada vez más real. Lo claro es que nuestro Padre lo dijo mucho antes que Ratzinger.

Quisiera confidenciarles que este 31 de mayo con la carta enviada por el Papa Francisco “Al Pueblo de Dios que peregrina en Chile”, de alguna manera sentí que el Papa le respondía a nuestro Padre, naturalmente enfrentando la misma incoherencia e inconsistencia y los abusos de poder, en una dimensión presente y adecuada a nuestra realidad. Pero los problemas de fondo son los mismos.

El Papa nos habla de una “cultura del encubrimiento y el abuso”. Una cultura es una forma de pensar, de vivir y de actuar. “La cultura del abuso y del encubrimiento es incompatible con la lógica del Evangelio ya que la salvación ofrecida por Cristo es siempre una oferta, un don que reclama y exige la libertad.” (5) “Urge, por tanto, generar espacios donde la cultura del abuso y del encubrimiento no sea el esquema dominante; donde no se confunda una actitud critica y cuestionadora con traición”. (4)

¿Pero donde estamos nosotros, La Familia de Schoenstatt?

En esta hora de la verdad de nuestra Iglesia, es tiempo de reconocer que  hemos perdido la brújula con nuestro análisis de las voces del tiempo.

La capacidad para ver lo que Dios nos venía mostrando hace ya tiempo, asumiéndolo y denunciandolo, no existió en ningún momento. El problema se venía manifestando hace más de una década y mientras la Iglesia vivía una profunda crisis, nosotros estábamos preocupados del centenario de la obra.

“¿Qué nos pasa que seguimos con el andar cansino? Como si viviéramos tiempos total y absolutamente normales. ¿Qué nos pasa que la crisis parece que para nosotros es más de LA Iglesia y no de Nuestra Iglesia, por lo tanto no nos afecta directamente? ¿Qué nos pasa que no somos capaces de llorar y sufrir con la realidad que nos afecta y sin dar respuestas, nos olvidamos de ese Padre nuestro que quiso que en su lápida se colocara: "Amó a la Iglesia?” Esto escribí en este mismo medio en noviembre del 2012.  http://www.schvivo.com/la-realidad-nos-urge/prontus_tv/2012-11-21/025820.html

Cuantos Schoenstatianos no solo no lo veían, sino que criticaban a los que lo hacíamos presente. Cuantos cuestionaban a los tres denunciantes de Karadima por sus opiniones. Cuantos enjuiciaron a los católicos de Osorno que se revelaron por la nominación de su obispo.

Podríamos citar muchos otros hechos que han sido noticia en el país y en la cual hemos estado también fuera de la historia. ¿Qué nos está pasando? ¿No hemos sido capaces de leer las voces del tiempo, a pesar que declaramos permanentemente estarla auscultando.? Al parecer nuestra lectura de la realidad ha sido definitivamente deficiente.

Las Causas. Sería muy presuntuoso tener una cabal respuesta. Sin embargo tengo algunas intuiciones.

El Padre Kentenjch fue un hombre de avanzada, que se adelantó a los tiempos. Era capaz de leer lo que sucedía en su época y establecer claros análisis y explicaciones que trascendieron su tiempo. Para él esto era fundamental porque solo así se podía “hacer historia y no ser llevado por la historia”.

Nosotros no buscábamos explicaciones, sino más bien evitamos que alguién nos saque de nuestros espacios de confort.

Así, nos fuimos transformado en un movimiento conservador (sedentario) que está más en la retaguardia que en la vanguardia de los tiempos.

Es muy relevante citar a nuestro Padre cuando dice: “..hablamos de las nuevas playas. Esa orilla es determinada esencialmente por las corrientes del tiempo. Por cierto, la Iglesia ni vive ni actúa en el vacío; ella es sustentada por seres humanos, a quienes a su vez ella sustenta. Y éstos son configurados por el tiempo y tienen la misión de configurarlo. El tiempo venidero tiene un rostro distinto al tiempo pasado…”   (PK Homilia a la comunidad alemana en Milwakee. 8 de Noviembre de 1964. Aparecido en “La Renovación de la Iglesia” pag. 54)

Al hablar de esta Iglesia de las Nuevas Playas, el Padre creía en una Iglesia Familia que peregrina hacia la casa del Dios Padre. Contrario a ello era la Iglesia sedentaria como expresión de una institución estática y anquilosada: “El miembro de la Iglesia sedentaria no solo quiera bienestar en la tierra sino también en el cielo…. Paso a expresarlo de una manera más tajante y clara: a la larga, en la Iglesia sedentaria, la fe se hará raquítica. La fe auténtica y sobrenatural acabará raquítica. ¿Por qué? Por la vida aburguesada, por una religiosidad aburguesada”. (PK Ejercicios para el Instituto de los Sacerdotes de Schoenstatt, noviembre 1966. Aparecido en La Renovación de la Iglesia Pag. 104)

Al referirse a la manera de auscultar las voces del tiempo señala: “Sin descuidar la mirada retrospectiva significa abrazar los sólidos fundamentos de la Iglesia, ser inconmoviblemente fiel a la misión esencial de la Iglesia para todos los tiempos, tal como se la consideró en los comienzos y tal como fuera comunicada por el Espíritu Santo… Pero a la vez, significa orientarse con mayor conciencia por los acontecimientos realmente importantes, por las transformaciones que se operan en la época, por la novísima ribera de los tiempos. La consecuencia de ello será, por decirlo así, una especie de revolución, un fuerte movimiento en toda la Iglesia: abandonar una concepción exageradamente conservadora y poner proa hacia una concepción progresista” (Padre Kentenich, Conferencia para la Familia de Schoenstatt, 31 de diciembre de 1965. Aparecida en La Renovación de la Iglesia, página 27.)

El Padre es claro, si no tenemos un cambio de mentalidad, más abierta a los tiempos, más dialogante y comprensiva con el mundo, más actualizada por el saber y el conocimiento, en definitiva más progresista; no seremos capaces de visualizar las voces del tiempo e ir marcando ruta. Una cultura conservadora-sedentaria, no tiene destino en Schoenstatt.

Cuestionar hoy a nuestra Iglesia, representada en nuestra Jerarquía, lamentarnos y escandalizarnos por todo lo sucedido, que generó esta cultura del abuso y el encubrimiento, como también el abuso y la distorción de la autoridad, parece normal, pero para un Schoenstatiano es hacerlo a destiempo. Es hacerlo cuando todos lo hacen.

¡Es vital que nos cuestionemos hoy como estamos escuchando las voces del tiempo!

Y quizás también debamos preguntarnos: ¿No será también necesario vivir una diáspora Schoenstatiana? 

Comentarios
Total comentarios: 4
20/06/2018 - 17:01:35  
Lo que está pasando en la Iglesia no es del siglo 21. La senda equivocada se tomó hace 16 siglos, en tiempos de Ambrosio y Agustín de Hipona, cuando se inventó una lista de mandamientos distinta a las de la biblia (Deuteronomio 5).
Es urgente retomar los mandamientos verdaderos y repensar la moral católica.
Casi ningún católico conoce los dogmas, fuera del Credo: mejor sería olvidarse de ellos.
Se debe ordenar diáconos mujeres ya, después pensar en el sacerdocio.

Arturo Troncoso
Bellavista
07/06/2018 - 22:15:50  
Que fuertes palabras la indicación de Patricio.
Somos una dispara los schoenstattianos!Salir del getho es una tarea de todos y debemos hacerlo con un plan pastoral de conjunto donde cada Instituto,Rama, Liga y Peegrinos estemos en el mismo Espiritu de salida.
A la obra!

John Hitchman
CINA
06/06/2018 - 13:44:15  
No quiero justificar la actitud de sordera y ensimismamiento del clero, pero haciendo un esfuerzo por ponerme en su lugar, ellos viven, sobre todo los que siguen rigurosamente el consejo evangélico de la obediencia, un verdadero infierno al momento de tomar decisiones de acuerdo a su cargo...reciben órdenes contradictorias, se encuentran con situaciones opuestas, deben ser misericordiosos y comprensivos con todos, como el buen Dios hace llover sobre justos y pecadores... muchos de ellos no son capaces de soportarlo, y renuncian... al menos tienen esa libre opción. La obediencia que nos enseña el P. Kentenich es libre y responsable, opinando francamente acerca de lo que se nos ha ordenado hacer, por amor a la Iglesia...no se trata de no obedecer, sino de asumir responsablemente las consecuencias.

Maria Isabel Herreros Herrera
Viña del Mar, Chile
06/06/2018 - 04:58:15  
Qué fuertes -y contingentes- las palabras del PK; sumado a la carta del Papa deberían generar un cuestionamiento en la manera como hacemos movimiento e Iglesia. Estas citas del fundador hacen aún más doloroso e incomprensible el que uno de los obispos que ha liderado a la Iglesia en este período de sordera y ensimismamiento sea justamente schoensattiano.

Osvaldo
Santiago
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