El 31 de Mayo de 1949: Esbozo de una fundamentación filosófica y doctrinal

En febrero de 1949, comienza en Schoenstatt la primera Visitación oficial de la Iglesia. Estando en Bellavista, Chile, le llega al Padre Kentenich la carta con el "resultado" de la Visitación. Esta s...

| Cecilia Sturla Cecilia Sturla
En febrero de 1949, comienza en Schoenstatt la primera Visitación oficial de la Iglesia. Estando en Bellavista, Chile, le llega al Padre Kentenich la carta con el "resultado" de la Visitación. Esta si bien está conforme con todas las actividades apostólicas de las Hermanas y el núcleo fundamental de la espiritualidad, pone en duda el alcance de la figura del Padre Fundador. Los puntos centrales que objeta el Visitador son:a) La forma de practicar la obediencia.b) Concepción de la libertadc) El que Schoenstatt se crea como una obra especialmente querida por Dios.d) La relación demasiado estrecha e intensa entre el P. Kentenich y sus hijos por su "fascinante personalidad"e) Como conclusión, pide que sean revisados todos los métodos pedagógicos. A pesar de que el informe en los temas centrales sostiene que Schoenstatt y su espiritualidad están conformes a la Doctrina de la Iglesia, el PK se dedica de lleno a objetar a su vez todos y cada uno de los puntos señalados en el Informe. Durante los años 49 al 51, escribe más de 600 páginas de un denso contenido teológico y pedagógico. En la primera parte de este "tratado de Teología Schoenstattiana" (la llamada Epistola Per longa, de más de 400 páginas) es dejada en el altar del Santuario de Bellavista (Chile), donde da una plática que más tarde se conoció como la 3ª acta de Fundación. Los puntos más importantes de la conclusión de la Visitación, muestran que a la Iglesia le costaba captar el núcleo de la espiritualidad de Schoenstatt, con lo cual, fue necesario reflexionar desde los fundamentos mismos de la Tradición de la Iglesia y la Doctrina de la misma. En su "Carta" (que termina siendo un tratado, como antes dijimos), deja en claro de manera contundente y con una lógica digna de un eximio teólogo, que Schoenstatt no puede de ninguna manera abandonar justamente aquellas cosas que le dieron origen y por las cuales había sorteado las dificultades más extremas (no sólo el Padre Fundador, sino muchos de sus hijos) justamente por haber tenida esa espiritualidad que ahora el Visitador y los Obispos de Alemania estaban atacando. El problema central de las críticas ya el Padre Kentenich lo había vivido en su juventud. Quien sepa algo de filosofía o de historia de la Iglesia, podrá afirmar que a fines del siglo XIX y hasta bien entrado el siglo XX, la Iglesia padeció un mal producto de la época: el idealismo alemán. Trataré de ser clara y breve al respecto, pero quiero explicarlo para que veamos la dimensión de la problemática. El idealismo sostiene que el hombre al ser racional, se maneja con su facultad que nos distingue del resto de la Creación. Esta razón quiere abarcarlo todo: desde la existencia de Dios hasta los más intrincados recovecos de la ciencia. Es por ello que el más idealista y metafísico de todos los idealistas (Hegel) termina identificando el pensamiento con la realidad. Esto quiere decir que lo que pienso y razono, justamente porque lo pienso y razono, tiene que ser real. Y si la realidad va en contra de lo que es lógico, entonces me quedo con lo lógico y elimino la realidad. Esto noción filosófica del ser y el pensamiento, parece algo demasiado abstracto, pero cuando vemos que el siglo XX no ha hecho otra cosa que aplicar en la política, en la economía y en la sociedad los principios básicos del idealismo, lo abstracto se convierte en algo bien concreto y con dimensiones desmesuradas. Ejemplo: los totalitarismos, el fenómeno de las masas, y todo aquello que priorice una idea o una razón antes que a la realidad, cae indefectiblemente en un idealismo. Si yo considero que el Estado está por sobre el individuo o (y metámonos en un tema controvertido) si la Iglesia como institución, con sus leyes y sus normativas morales están antes que lo que me dicta la realidad, el orden del ser, caigo en un idealismo exagerado que si no se lo controla o adecua a esta misma realidad, puede llegar a crear un mecanicismo en todas sus facetas: separo la fe de la vida, las razones para creer están antes que la fe en sí misma, las verdades teológicas son separadas de las experiencias de fe y finalmente corro el riesgo de separar todo lo que en realidad está unido: Cristo de María, Dios teológico del Dios personalista que me cuida especialmente, etc. Todo esto lo sufrió el PK en su juventud, cuando comenzó su noviciado en la época de estudiante. De la única manera que según él mismo pudo salir de este intríngulis metafísico, fue con una entrega confiada y ciega a María. Porque María es la "vencedora de todas las herejías antropológicas", la que no tiene su alma dividida por el pecado, la que la inteligencia, la afectividad y la voluntad son un todo orgánico, es que es la educadora del hombre nuevo. Y este mensaje es lo innovador de Schoenstatt. Las causas segundas, la manifestación de Dios a través de los vínculos personales, la fe que es práctica y que domina a la vida (por eso es Fe Práctica en la Divina Providencia), la inteligencia que busca entender, pero que ante el misterio calla sin más... todas estas características, fueron dejadas de lado en pos de una Iglesia racional y lógica. Es por ello que para el Padre Kentenich, el gesto de entregar su respuesta a la Visitación es un gesto que excede el acto mismo: él sabe que con esa respuesta, el pensar mecanicista que está como un bacilo en Occidente y también en la Iglesia, no va a entender los alcances de su crítica. Sabe que se juega su pellejo y el de su Obra, pero por una cuestión de honestidad intelectual, no puede anteponer su felicidad ni su tranquilidad a la verdad. El hombre nuevo en la nueva comunidad se gesta con sacrificios y renuncias; con amor y con firmeza también. La corriente del amar, pensar y vivir orgánicos, no es otra cosa que la contra cara del pensar mecanicista: ? Pensar = Inteligencia = Filosofía/teología? Amar = afectividad = Psicología? Vivir= voluntad=Pedagogía El hombre nuevo en la nueva comunidad es el hombre que intenta unificar lo que el pecado desunió: la inteligencia, la afectividad y la voluntad. Cuando uno estas tres potencias anímicas, entonces soy libre. Y esa libertad se fundamenta no en un "hacer lo que quiero", sino en un hacer lo que "debo" y lo que "está bien o de acuerdo" al orden del ser. Toda norma moral debe respetar al ser (operari sequitur esse). Caso contrario, el obrar moral se convierte en un mero formalismo que no domina la vida, sino las leyes dejando de lado el espíritu de las mismas. De allí la importancia del Padre Fundador para con sus hijos: es una causa segunda, que nos lleva a través de su vida y su ejemplo a Dios Padre. Es el principio paterno que no trataremos aquí porque sería más extenso de lo que este trabajo implica. La verdadera libertad de los hijos de Dios consiste en escuchar a Dios y a su querer "por más que un salto mortal siga a otro. Destino de profeta conlleva suerte de profeta". Y todos sabemos que los profetas han muerto incomprendidos y de manera violenta. En resumidas cuentas: el salvataje de Occidente se va a dar en tanto cada uno de nosotros asuma que debemos "nacer de nuevo" (como le dice Cristo a Nicodemo). El hombre nuevo es el hombre interiormente libre. Pero esta libertad nace de un ponernos en sintonía con el querer de Dios. Es por eso que cada uno de los puntos objetados por el Visitador son cruciales en el pensamiento y en la obra del Padre Kentenich: no se está atacando algo que pueda ser eliminado sin más: se está atacando el núcleo central de su pedagogía y misión. Y esto va a redundar en contra del hombre mismo, ya que le tiempo actual (en el ´49 el Concilio Vaticano II ni asomaba en la intención de nadie) requiere de una pedagogía distinta y preparada para enfrentar a los nuevos tiempos que se acercaban con una violencia desmesurada. El 31 de mayo de 1949 es una fecha en la que cada uno de los hijos del Fundador, rescata la misión central de Schoenstatt: el hombre nuevo en la nueva comunidad por la que luchamos desde la autoeducación (de todas las potencias anímicas) hasta la trasmisión de los valores asumidos totalmente (lo que no es asumido totalmente es asumido en parte y en parte no asumido). Vale decir: la misión que tenemos desde ese 31 de mayo es el rescate de Occidente a través del apostolado en cada uno de los momentos de nuestra vida y de nuestro deber de estado. Por ello se transforma en una "cruzada" del amar, pensar y vivir orgánicos. Occidente necesita ser rescatado. Y quien note los tremendos problemas europeos que cada vez se acentúan más, no necesita de mayores cuestionamientos. El padre sabe que América Latina es "el continente de la esperanza", como lo llamaría SS Juan Pablo II casi 30 años después. Es por ello que ahora es preciso evangelizar a los pueblos que nos evangelizaron a nosotros, en una contracorriente que sumamos cada uno de nosotros desde la vida misma. El fin del exilio se dio porque el Concilio Vaticano II confirmó todo lo que nuestro Padre había dicho durante toda su vida sacerdotal desde el año 1910. Fue voz de Dios. Y donde Dios habla, el hombre calla.
Comentarios
Los comentarios de esta noticia se encuentran cerrados desde el a las hrs