09. La conciencia de misión

P. Rafael Fernández

La conciencia de misión

La conciencia de misión y de envío apostólico pertenece a la esencia del cristianismo. El cristiano no puede guardar para sí la Buena Nueva, el Evangelio: debe trasmitirla y llevarla a todos los rincones del mundo. El P. Kentenich, desde el inicio de su fundación, acentuó de modo especialísimo esta conciencia apostólica y evangelizadora. Schoenstatt surgió en el seno de la Iglesia como un Movimiento marcadamente apostólico. “No somos, decía, un club de auto santificación, sino un Movimiento apostólico”.  Queremos serlo a imagen de María, que acogió la Palabra y tomó carne en su seno, y que la dio a luz en medio del mundo. Ella es la “portadora de Cristo”, su compañera y colaboradora en toda la obra de la redención. Esta impronta evangelizadora mariana quiere ser un signo distintivo de todo schoenstatiano.

 

Cada persona, cada comunidad en la Iglesia, posee una misión propia y original. A cada uno nos dota el Señor con talentos que deben fructificar para bien del todo. Esta conciencia de misión nos anima al compromiso y a poner todo lo que esté de parte nuestra “para que surja la creación renovada”.

 

El carisma apostólico del P. Kentenich, junto con ser marcadamente mariano, es decir, que se ejerce en dependencia y a imagen de María, quiere rescatar lo que el P. Kentenich denomina “la misión salvífica de Occidente”. Esta se refiere al hecho que los apóstoles Pedro y Pablo se establecieron en Roma y la semilla que ellos plantaron creció y fructificó en Europa y, desde allí, se extendió y propagó por todo el mundo.  África, India, Asia, Australia y América.

 

Esa conciencia evangelizadora se encuentra en la actualidad notablemente reducida. El P. Kentenich se sintió llamado a reasumirla y reavivarla. Él entiende esta misión también en el sentido de que el cristianismo en Occidente destacó en forma especial la armonía entre Dios y mundo, Causa Primera (Dios) y causa segunda (la criatura), a diferencia de Oriente, que acentúa la Causa Primera. Por eso el mensaje evangelizador de Schoenstatt está marcado especialmente por esta impronta.

 

Al fundador le preocupa sobre todo que los cristianos laicos asuman su misión apostólica y además, que en la Iglesia se unan todas las fuerzas apostólicas para enfrentar una tarea que supera ampliamente lo que una comunidad aislada puede hacer. En este sentido, el fundador de Schoenstatt hizo suyo el sueño de san Vicente Pallotti, canonizado como pionero de la Acción Católica, la “Confederación Apostólica Universal”. Schoenstatt se siente llamado para ser alma de la coordinación y acción colaborativa de todas las fuerzas apostólicas en la Iglesia.