04. Signos que interpretó el P. Kentenich para llegar a la Alianza

P. Rafael Fernández

Los signos de la Divina Providencia que detectó el Padre para pedir a la Santísima Virgen que se estableciese en la pequeña capillita de Schoenstatt, fueron los siguientes. 

  • El desarrollo positivo de la Congregación Mariana: "Quien conoce el pasado de nuestra Congregación no tendrá dificultades en creer que la Divina Providencia tiene designios especiales respecto a ella".
  • La ley general del actuar divino lo confirma: "¡Cuántas veces en la historia del mundo ha sido lo pequeño e insignificante el origen de lo grande, de lo más grande!".
  • La primera guerra mundial fue un claro y urgente llamado de Dios: Todo lo que se había hecho hasta entonces parecía caer por tierra si la Santísima Virgen no tomaba totalmente en sus manos la educación de los jóvenes seminaristas. Esto se acentuaba al no poder estar el P. Kentenich en contacto directo con los jóvenes cuando ellos partieran al campo de batalla. La guerra era la oportunidad de santificación, de exigirse al máximo.
  • El hecho de que la capilla de San Miguel hubiese sido puesta a disposición de los seminaristas, desde el 8 de julio de l914: "¿Podemos acaso encontrar en este feliz acontecimiento un presagio favorable del futuro desarrollo de nuestra joven Congregación?".
  • La lectura del artículo del P. Cyprian Fröhlich, en "Die Allgemeine Rundschau", del 18 de julio de l914, donde se relataba cómo Bartolo Longo, un abogado italiano, en la ciudad de Pompeya, imploró una acción especial de María para que ella manifestase su poder de Mediadora de las gracias en el santuario de Pompeya.

La fe práctica en la Divina Providencia que llevó al P. Kentenich a descubrir la voluntad de Dios por los signos en que ésta le manifiestaba, se tradujo, al mismo tiempo, en un serio compromiso de entrega y seguimiento filial.

Les dice a los jóvenes seminaristas: "Todos nosotros haremos todo lo posible". Harán "suave violencia" a María y así realizarán el "pensamiento audaz" que había sugerido la Divina Providencia: Convertir la Capilla de San Miguel en un santuario donde María estableciese su trono de gracias y obrase milagros de transformación.